Iruya es un pueblo que está casi colgando de la montaña a 2780msnm en la provincia de Salta. Su historia se remonta al siglo XVII con los primeros habitantes descendientes del antiguo imperio incaico, aunque el año de fundación oficial es 1753. La población actual de Iruya apenas supera los 1800 habitantes. Está formada por descendientes de las antiguas comunidades originarias Kollas y los criollos de la época de la colonia, que mantienen muy arraigadas las tradiciones de sus antepasados.
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Cómo llegar
Para llegar hay que viajar unos 300km desde Salta capital, pasando por Humahuaca, y tomar la Ruta 133 que conduce al pueblo. El trayecto es un auténtico camino de montaña rodeado de valles increíbles y de cierta dificultad. Por eso se recomienda hacerlo en 4×4 y sumergirse de lleno en esta aventura. Llegar a Iruya es viajar en el tiempo: caminos empedrados en pendiente, construcciones de adobe y un ritmo pausado te obligan a detenerte a observar cada detalle a tu alrededor. Te aseguramos que vale la pena.
Qué hacer
Es ideal recorrer la localidad caminando, para observar tanto las casas típicas como la impresionante geografía que rodea al pueblo. El Museo de Arqueología es una parada obligada. Allí podés conocer más sobre los orígenes, forma de vida y espiritualidad de los habitantes de Iruya y su historia.
Fotografías: Ministerio de Turismo y Deportes de Salta
La iglesia de Iruya, donde están las imágenes de los santos Patronos del pueblo: la Virgen del Rosario, San Roque y San Isidro, tambíen es un imperdible. Todos los santos son celebrados con grandes fiestas patronales que se realizan frente a la puerta de la iglesia. Si vas para la fecha de celebración de alguna de ellas vas a poder disfrutar del espectacular Baile de los Cachis, una danza tradicional muy colorida acompañada de instrumentos musicales típicos. Además es una excelente oportunidad de degustar la deliciosa gastronomía local: empanadas salteñas, tamales, locro, queso de cabra, entre otras exquisiteses.
Para los más aventureros, un imperdible de Iruya es la caminata hacia el Mirador del Cóndor. Se llega a través de un sendero bien señalizado y es muy concurrido. Es un camino empinado y exigente, pero hay espacios para hacer paradas de descanso. Los paisajes durante todo el trayecto son maravillosos, y la vista al llegar al punto panorámico te va a deslumbrar.
Un consejo si visitás Iruya: levantate temprano para ver el amanecer en la montaña. No sólo es hermoso sino que muchas veces suele haber nubes bajas que cubren casi por completo al pueblo y al levantarse cuando sale el sol generan un encanto muy especial, casi mágico.