La Patagonia argentina alberga una práctica ancestral que ha dejado una huella profunda en su economía y cultura: la trashumancia. Según el Ministerio de Cultura de Argentina, esta antigua tradición implica el desplazamiento estacional de rebaños de ganado. En busca de protección, los rebaños se desplazan hacia zonas de llanura o precordillera. Sin embargo, durante la primavera o el verano, en lo que se conoce como la “veraneada”, las familias campesinas llevan sus animales a la zona de cordillera. Aquí, el derretimiento de la nieve crea nuevas pasturas que permiten engordar el ganado y al mismo tiempo, proporcionan un descanso a los suelos de las zonas desérticas donde se desarrolla la invernada. Esta travesía, arraigada en la vida de las comunidades locales, ha influido significativamente en sus formas de vida a lo largo de los años.
La trashumancia no solo es un fenómeno económico, sino también cultural. Su impacto se manifiesta en la forma en que las comunidades locales han aprendido a vivir en armonía con la naturaleza. Este antiguo ritual ha dado forma a la identidad de la región y ha contribuido a la riqueza cultural de la Patagonia.
En particular la provincia de Neuquén cuenta desde 2016 con una ley que garantiza el derecho de las familias trashumantes a transitar con su ganado por las huellas de arreo para trasladarse de ida y vuelta entre veranadas e invernadas. Para dimensionar este hecho, las rutas de arreo de la provincia cruzan 3.807 kilómetros (equivalente a cubrir el tramo entre Barrancas y Villa La Angostura, por la Ruta Nacional 40, cinco veces) y trasladan aproximadamente 580.500 animales.
Para los viajeros que se encuentren durante esta temporada con el tránsito de animales, es esencial comprender y respetar las rutas de trashumancia. Se debe tener presente la importancia de no interferir con el proceso y respetar el derecho de paso. Si la ruta se ve alterada por la presencia de ganado, se sugiere relajarse, considerarlo como parte del viaje y disfrutar de ser testigos de una práctica ancestral en nuestra Patagonia argentina, donde la historia, la cultura y la naturaleza convergen de manera única. De esta manera, los viajeros pueden participar en esta tradición de manera respetuosa y contribuir a su preservación para las generaciones futuras.