La vastedad de las Sierras de Córdoba ofrece un sinfín de lugares ideales para el verano. Las temperaturas suelen alcanzar valores grandes, y es por eso que es ideal acceder a rincones propicios para combatirlas. Los sitios para visitar se cuentan por miles, pero no todos resultan de gran agrado para los turistas.
Muchos se encuentran muy acudidos, y el sonido artificial invade a tal punto que deja a la naturaleza algo opacada. Otros, por el contrario, son muy esquivos y apartados, y requieren un considerable esfuerzo físico para ser alcanzados. Por estos motivos, los lugares que presentaremos a continuación tratarán de evitar un poco estos extremos: para llegar a ellos, el sacrificio no será excesivo, pero a pesar de todo, permanecen relativamente intactos y son ajenos a las grandes invasiones. Además, estos rincones de las Sierras de Córdoba no se encuentran a gran distancia de la capital provincial.
Las Leñitas
Fotografías: Lihuen Garro Paviolo
Ubicado en las nacientes del Río Chavascate, que posteriormente atraviesa los poblados de Villa Cerro Azul y Agua de Oro. Se accede por un camino de montaña, el mismo en donde solía realizarse el Rally Mundial. Son alrededor de nueve kilómetros de tierra desde Agua de Oro, con ciertos ascensos. El camino atraviesa montes densos y nos deja, finalmente, en el parador. Una hermosa casa de campo, a la vera del camino, nos espera. Dejamos nuestro vehículo allí, ya que para acceder al sector del río es necesario tomar un camino secundario cuyo estado es intransitable, salvo para camionetas grandes.
En el curso de agua, encontramos dos hoyas principales: La primera, de al menos seis metros de profundidad, llamada Cartagena, y la segunda, a escasos doscientos metros, de mayor dimensión y menor profundidad. El entorno se compone de altas sierras cubiertas de finos pajonales, y sectores que combinan con exquisitez el monte nativo y las especies foráneas. Un lugar único que expresa la diversa abundancia natural de las Sierras Chicas, esta porción especial de las Sierras de Córdoba. El sitio cuenta con algunos asadores y la sombra que brinda la masa vegetal es más que suficiente.
Pozo del Indio y otros rincones
Desde el visitado pueblo de Tanti, luego de una caminata que no representa un gran desafío, arribamos a este bello lugar. El arroyo, del mismo nombre de la localidad, presenta una serie de hermosas hoyas y cascadas, en un sector alto previo al contacto con el poblado. Las “piedras lisas” es el primer sitio que aparece ante nosotros, en donde el curso discurre por anchas rocas graníticas, formando pozones y una hermosa cascada. Algo más arriba, luego de un ascenso marcado pero breve, llegamos a la hoya principal, el Pozo del Indio. Enmarcado por altas rocas, el arroyo desciende en pequeños saltos de agua y alcanza la piscina natural, de al menos cuatro metros de profundidad.
Fotografías: Lihuen Garro Paviolo
Si bien es un lugar concurrido de las Sierras de Córdoba, permanece aún en estado natural. Para quienes, aun insaciables, necesiten más espectáculo para sus ojos, es posible continuar remontando el arroyo por una senda bien marcada. Ésta presenta giros continuos, atraviesa valles rocosos, montes densos y altos farallones de piedra. Una mezcla heterogénea de paisajes nos acecha por todos los sentidos. Finalmente, sin presentar un gran desafío, arribamos a la Cascada, sitio en donde el arroyo presenta un salto de trece metros de altura. El entorno es mágico y sombrío: la hierba extiende su imperio por las paredes y la caída de agua desciende con un murmullo apacible. Un denso bosque de siempreverdes impide al astro rey extender su luz total. La aventura vale la pena.
Cuesta Blanca
Si bien este pueblo es excesivamente famoso, lo cierto es que cuenta con rincones menos concurridos y que merecen ser visitados. El Río San Antonio, de considerable caudal, atraviesa la región, presentando profundos remansos. Desde el extremo de Cuesta Blanca podemos acceder a la Playa de los Hippies. Hay dos formas de llegar: con una pequeña caminata que implica el ascenso de un pequeño cerro, o bien a través de canoas que los lugareños utilizan para el transporte de los turistas. Una vez en la playa, los vestigios del pueblo desaparecen.
Sigue siendo este, sin embargo, un sector bastante visitado. Por eso es necesario implementar la exploración, y las opciones son muchas, entre ellas: Remontar el arroyo de la playa, un pequeño afluente del río, hasta coronar sus hermosas cascadas; Avanzar río arriba a través de un sendero y llegar a una serie de profundos y largos piletones, en el sector que se conoce como El Refugio. En este lugar, otro arroyo desemboca en el cauce principal. Si trepamos durante un buen rato, accedemos a Las Quintas, implementando un cierto esfuerzo. Al continuar por el río aún más, nos espera la Laguna Negra, profunda hoya de aproximadamente quince metros de profundidad. Como se observa, las opciones en el entorno son muy variadas, y algunas no requieren de mayor esfuerzo. Adentrarnos aquí nos sumerge en un mundo de montañas, bosques y milagros fluviales, otro rincón mágico de las Sierras de Córdoba.
Fotografías: Lihuen Garro Paviolo